Hola hermosas hace tiempo no escribo por aquí y es que este último final de año ha sido bastante complicado. Decidí por fin y de una vez por todas, renunciar a mi trabajo de oficina (¿¿¿quéééééé en plena pandemia???). Para las que no saben trabajaba en oficina de 8 a.m. a 6 p.m. y de 6 p.m. -1 a.m. hacia lo de Lou Botanicals.

 

Se preguntarán después de tres años, como así decido hacerlo, en plena pandemia y con tantas complicaciones.

Cuando empecé a trabajar, hace muchos años atrás, venía de provincia (San Ramon – Chanchamayo) sin haber estudiado en la universidad. Casi cero o nada de recursos, pero con muchos sueños en el bolsillo.

 

Entendí a mi corta edad que todo lo que quisiera en esta vida, tendría que venir con mucho trabajo. Y es así como me embarqué en esta aventura de trabajar sin descanso, de buscar maneras de estudiar, de aprender de reinventarme.

 

Trabajé y trabaje y cuando pude pagarme algún estudio, empecé a estudiar derecho, deje de estudiarlo por falta de recursos, luego junte un poco de dinero y estudie comercio exterior, que tampoco termine por falta de dinero. Pero luego ahorré y estudié Marketing y Gestión Comercial. Mientras estudiaba y trabajaba, sentía una completa responsabilidad por todas las horas o todos los momentos del día en los que no estaba trabajando duro (dentro de mi pensaba: ¡que ociosa te estas volviendo Lourdes María, tenemos que trabajar más!)

Miraba de reojo amigas que salían de trabajar a las 6:00 de la tarde y se ponían a ver televisión o a no hacer nada, juzgándolas por dentro pero también envidiando quizás, la tranquilidad con la que muchos viven. Un mundo en el que parece ser tan injusto, en la medición de trabajo duro versus la recompensa.

 

Cuando termine la universidad sentí que después de las 6:00 pm,  tenía horas de horas libres  ya que no tenía interminables tareas que hacer o grupos de estudio.

Sentía que debía llenar ese espacio con mucho más trabajo, por eso estudié: cocina (pastelería francesa, cocina internacional, cursos de vinos, etc.), guitarra,  fotografía, un día sin querer llegué a la maravilla de la cosmética natural, que me ofreció un mundo increíble que desconocía pero que me fascino.

 

Siempre te dicen: haz lo que amas y no trabajarás un día tu vida y fue entonces, sin querer, después de buscar algo que no sabía que era,  encontré mi primer gran amor: La cosmética natural.

Entendí que lo que me ponía en la piel (como todas o sea litros de maquillaje)  podía hacernos daño a largo plazo y me metí a  leer y a aprender los ingredientes y me espanté.

 

Empecé a preparar mis propios productos llevándolos a la oficina, evangelizando a mis amigas y diciéndole que había descubierto una manera de cuidarnos bonito.

Mis amigas empezaron a comprarme estos productos y tanto me gustó, que me puse a estudiar formulación botánica y seguir mejorando los productos. Poco tiempo después abrimos una página web un Instagram y un Facebook, le pusimos nombre, hicimos talleres para explicar que significaba la cosmética natural y nos hemos convertido en poco más de tres años en una marca que no solo vende productos, sino que es una comunidad. que se protege entre sí.

 

Estoy muy orgullosa de todo lo que hemos aprendido. Déjenme decirles que siempre tuve miedo. Miedo a ser emprendedora a tiempo completo, miedo de dejarme llevar por lo que realmente quería, miedo tal vez a desacelerar.

Una vez que estás en primera, segunda, cuarta.  Quinta, avanzas sin mirar atrás y avanzas y avanzas.

 

Todos los días sigues trabajando duro y parejo sin parar. Porque cuando amas lo que haces, esa pequeña línea que separa tu amor hacia lo que haces, con el cuidado a ti misma, te lleva a estar exhausta todos los días.

 

Tu cuerpo se enferma. Tus relaciones sufren. Tiene que suceder algo trascendental, para que te des cuenta de que las prioridades en tu vida son básicas:

 

Tu salud

tu cuidado personal

tu tranquilidad mental

tus amistades

tu familia

todo lo demás son agregados

 

¿Empecé a preguntarme qué pasa si muero mañana? ¿Habría yo vivido una vida feliz? ¿Cumplí mis sueños o luche al menos por hacerlos realidad? Empecé a verlo todo de diferente manera, empecé a controlar mis ataques de pánico, depresión y la pinche ansiedad que estaban arañándome la puerta todos los días, pero que yo trataba de callar con más trabajo y más trabajo.

 

A veces las redes sociales hacen que se vea todo mas glamoroso,  el trabajar hasta morir es el símbolo nefasto del éxito.

 

En las oficinas de trabajo tus jefes te ven bien si te vas después de la hora de salida, si contestas sábados y domingos.

En esa cultura, en el que el error te crucifica y los aciertos pasan desapercibidos, es muy fácil olvidarte de quién eres y qué es lo que verdaderamente te hace feliz.

 

La sensación de seguridad que nos da el trabajo nos carcome un poco por dentro y nos hace vivir entumecidos sin la posibilidad de arriesgarnos a encontrar nuestro verdadero potencial, para lo que estamos hechos.

 

Emprender no es para todos, pero si encuentras algo que amas, ¡dale la chance!

 

Si ahora estás en modo trabajar hasta morir, revalúa tu camino, porque los años que no pasaste con tu familia, los domingos de parrillas en los que te sentaste con tu computadora en la panza a terminar esos correos, las sonrisas de tu madre, los meses en que tu bebé está pequeño y esos abrazos calurosos, no van a volver, ese cuerpo joven que tienes hoy día saludable no es para siempre.

 

RENUNCIO

Renuncio a correr y empiezo a caminar con paso firme.

Renuncio a poner otras prioridades delante de mi vida propia

Renuncio a dejar de lado mi tranquilidad

Renuncio a dejar de lado mi paz mental

Renuncio a todas esas cosas que me hacen daño

Renuncio a ver el mundo en la misma caja que todos

Renuncio a dejar de querer controlarlo todo

 

Que este nuevo año sirva para descubrir, que sirva para ser curiosos, que sirva para encontrar el inicio de nuestro sueño más profundo y de nuestra verdadera felicidad.

 

Solo quisiera que te sientes un momento y te preguntes:

¿Qué es lo que verdaderamente te hace feliz?

No me refiero a la comodidad de una casa de un carro, de bienes materiales, pero, ¿qué es lo que hace que tu corazón quiera reventar?

 

Hace unos días leí una frase Follow Your Bliss ,  trata de buscar todas esas cosas que te hacen feliz todos los días, en los pequeños momentos, detéctalos y persíguelos .

 

No existe una manera de tener la vida perfecta, pero creo que es hora de que nos sentemos en el sitio del piloto y manejemos por un futuro en el que nos apresuremos por cultivarnos, para ser mejores personas, más bondadosas y más felices que ayer.

 

Mientras haces tus metas para el 2021 y tus resoluciones visualiza descanso, tranquilidad, cuidado personal, curiosidad por buscar nuevas maneras de ser feliz.

 

No dejes que la rutina, el horario, el éxito o el estilo de vida de otra persona te engañen para que busques trabajo las 24 horas del día, los 7 días de la semana, dejándote vacía.

Se curiosa y conócete, búscate y cuando te encuentres ahí dentro de esa esquina en donde te estabas escondiendo, levántate con fuerza y abrázate,

Te abrazo desde el alma.

Con amor,

Lou.

 

PD. No te olvides de lavarte la cara antes de dormir.

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